Al llegar a Nanjing he conocido a Adam (Chu Hui). Juntos hemos ido a ver el puente, el primero construido en China sin ayuda rusa (1968), lo que demostró al mundo que este país estaba comenzando a convertirse en una super potencia. El tiempo le está dando la razón. Cruzamos las aguas marrones del Yangtze (Chang Jiang, río largo) a pie por los más de 6000 metros del puente, sorteamos las motos, que circulaban por la acera, sentimos temblar sus huesos cuando el tren pasó veloz bajo nuestros pies y respiramos el tráfico de la ciudad que fue una vez capital del imperio chino mientras la vida transcurría a un ritmo distinto bajo el hormigón de los pies del puente.
El puente de Nanjing
Sorteando el tráfico
Una escultura bélica está colocada en el centro del puente. Los soldados chinos luchando ante la invasión japonesa. Sostienen armas y libros. Los libros por encima de las armas. La educación como elemento esencial de la lucha y la victoria
Unos obreros realizan mantenimiento sin ningún tipo de protección mientras el tráfico pasa veloz a pocos centímetros. Al fondo se pueden ver los rascacielos de la ciudad
La vida bajo el puente es humilde y tranquila. Los hombres juegan a las cartas tras la jornada laboral y las mujeres realizan las tareas mientras llega la hora de la cena
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